Las rojas, la Kryptonita de Boca y una alerta que falló

Ya no es un tema menor. A esta altura, es una causa mayor. Una mala costumbre. Un karma. Un pecado letal. Y todo, a pesar las advertencias internas, incluso a pesar del mensaje del capitán Marcos Rojo en la previa al superclásico. Las expulsiones, otra vez, vuelven a tener su efecto perjudicial en Boca. Incluso, en este caso, a modo de quiebre de un partido que el Xeneize parecía tener en la mano, luego de una marcada superioridad en el primer tiempo ante Estudiantes. Pero la infracción de Cristian Lema, esa patada imprudente, temeraria, directo a la cara de Tiago Palacios, fue la bisagra de la semifinal. Y otra vez, el mal de males.

Roja, penal, expulsión, empate y a remarla con diez hombres durante 15 minutos más el adicional fue, sin dudas, un combo explosivo para Boca en Córdoba, que se suma a lo que ya viene sufriendo en este tiempo: tres expulsiones en los últimos cuatro partidos de Liga (Blanco con Estudiantes en La Plata, Medina con Godoy Cruz en la Bombonera y Lema contra el Pincha en Córdoba). Todo, además de las que ya arrastra en los partidos decisivos, como si fuera un trauma.

Lo concreto es que en la previa al Súper contra River, en la arenga luego de la entrada en calor, el capitán Rojo había hecho especial hincapié en la necesidad de Boca de no dar esa ventaja de jugar con uno menos. “No nos podemos hacer expulsar. Si nos mantenemos 11 contra 11, somos muchos mejores que ellos y tenemos muchas chances de ganar”, fueron las palabras que exclamó el capitán xeneize aquella vez en el césped del Kempes, el mismo lugar en el que nueve días después el equipo volvió a fallar.

Rojo, juez y parte de la racha

Rojo, quien fue juez y parte de esta historia, porque él también fue expulsado en un partido clave como la semifinal de la Copa Libertadores pasada ante el Palmeiras (de hecho, por eso se perdió la final), buscó transmitir a partir de su propia experiencia el impacto que las rojas suele tener en Boca, que casi a modo de Kryptonita, terminan debilitando el equipo. Y pareció, en ese momento, un compromiso asumido que al Xeneize le sirvió para sacar adelante el superclásico.

Incluso, fue algo que el propio Juan Román Riquelme también destacó en ese momento. "Los chicos hablaron de que si estábamos 11 contra 11, íbamos a tener muchas chances de ganar. Es lo que repetían constantemente antes del partido, que si nos quedábamos con uno menos nos podían lastimar, por el ritmo que meten. Por suerte salió bien", dijo el presidente de Boca. Pero...

Lo que está claro es que este Boca, que experimentó una mejora futbolística con Diego Martínez, sigue necesitando de sus 11 jugadores titulares para ir por más. Cuando queda con uno menos, todo se le hace cuesta arriba. Pasó con Godoy Cruz, con la expulsión de Medina a los 30' del PT. Es cierto que de la mano de Cavani marcó la diferencia con diez, pero luego sufrió hasta el final y puso en riesgo la clasificación a los cuartos de la Liga. Antes, contra Estudiantes en La Plata, Blanco se había ido expulsado en el final, pero no lo tuvo justamente en ese encuentro siguiente, ante los mendocinos, y también lo sintió.

Un mal que se repite en partidos decisivos

Como si fuera poco, el año pasado Boca tuvo tres antecedentes que tuvieron su causa y efecto. Incluso, dos que lo llevaron a perder la Séptima Libertadores y el restante, el pasaje directo a esta edición. La expulsión de Rojo en la semi Palmeiras, más allá de que el Xeneize terminó clasificando igual, privó de que el capitán jugara nada menos que la definición con Fluminense. Y en ese choque, en Río de Janeiro, se dio el episodio de Fabra, con un cachetazo a Nino que condicionó el final del partido y la chance de que el entonces equipo de Almirón, que hasta estaba ahí con uno más, fuera por el empate con superioridad numérica.

El otro episodio fue también contra Estudiantes en el Kempes y lo protagonizó Marcelo Saracchi, quien se fue expulsado en la semifinal de la Copa Argentina del año pasado por un planchazo a Fernando Zuqui, a los 13' del PT, cuando el Xeneize ya perdía 1 a 0. Aunque el equipo logró ponerse 2 a 1 con dos goles de Merentiel, el resto del partido se le hizo larguísimo y no lo pudo sostener físicamente, al punto de caer 3 a 2 en el ST.

Una conclusión letal

La causa y efecto tiene un remate inobjetable: en los últimos tres mata-mata que Boca terminó con diez jugadores, se quedó sin nada. Esto es, final con Fluminense, semifinal de Copa Argentina con Estudiantes y semifinal de Copa de la Liga con el Pincha. Las rojas, la Kryptonita xeneize...